Como
esas pequeñas e insignificantes cosas capaces de cambiarte la vida en un
segundo.
Como ese patinazo que das por
una calle helada, que estás a punto de caer y no caes.
Como esa serosidad casi
seca, que se pega a la fosa nasal y que intentas sacar y no sale.
Como ese
décimo de lotería, tienes todos los números menos el último y no te toca nada.
Como
ese móvil de 1000€ que se queda sin batería cuando más lo necesitas.
Como esa
copia de seguridad en la nube, que nunca sabes qué hacer con ella o no funciona.
Como esas ganas imperiosas de mear, cuando por fin encuentras sitio adecuado,
no meas.
Como esas lágrimas del corazón roto que no son capaces de brotar por
los ojos.
Como agua en una cesta.
Como esas pequeñas e insignificantes
cosas capaces de cambiarte la vida en un segundo, así eres tú. Pasaste apenas
sin darme cuenta de ser el “TODO” en mi vida, a ser el “CASI”. Si, ese casi que
se convierte golpe a golpe, en NADA.
Siempre me gustó la
imperfección perfecta, la celulitis donde tiene que estar, la arruga bien
dibujada y abundante, el pelo atornasolado con los matices blancos, las cejas a
lo Frida Kahlo, el pecho más hacia abajo que hacia arriba, el sexo a flor de
piel, el orgullo alto, la inteligencia suprema, la sonrisa permanente, la disposición
para la aventura… y todas esas mil imperfecciones que hacen de ti, alguien
perfecta.
Hoy querida mía, eres el “CASI”
infinito, ese CASI que no es nada. Habría deseado que al menos durante un
tiempo, hubieras sido el “CASI” que lo es todo, como ese momento en el que vas
a embarcar en el avión para hacer el viaje de tu vida, y, CASI lo pierdes, pero
por los pelos embarcaste. Quien CASI no se queda embarazada, pero fue una falsa
alarma y tuvimos dos hijos. Quien CASI no me besa, pero los duendes pasaron
cerca y me diste el beso de los besos. Quien estuvo a punto de negarme su amor
y su corazón, y, CASI das el paso, pero al final me amaste. Ese “CASI”, que lo
es TODO, es el que me hubiera gustado tener conservar por los tiempos.
Sin embargo, ahora eres para
mí como ese momento en el que vas a embarcar en el avión para hacer el viaje de
tu vida, y, CASI embarcas, pero llegaste tarde. Eres quien CASI se quedó
embarazada, pero fue una falsa alarma. Eres quien CASI me besa, pero las prisas
y el momento no lo permitieron. Eres quien estuvo a punto de entregarme su amor
y su corazón, CASI das el paso, pero nunca lo hiciste.
Con el tiempo, las personas
pasamos de ser una “opción” para alguien a ser sencillamente invisibles para
todos. Aunque si tengo que preferir, prefiero ser invisible, que ser una
opción. Si alguien desea optar a ti, debes retirarte inmediatamente o corres el
peligro de no ser elegido entre las diferentes opciones que maneja la otra
persona. Ser una opción es una mala jugada. Si no abandonas con rapidez, puedes
quedarte atrapado en un limbo de continuas mentiras, verdades a medias, y
amoríos compartidos.
Tú eres como esas pequeñas e
insignificantes cosas capaces de cambiarte la vida en un segundo. Eres odio donde hubo amor.
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